Quítate que ahí te voy

 

 

 

 

 

Resulta cotidiano escuchar de agresiones a ciclistas por parte de automovilistas prepotentes que pareciera no solo están en contra de la existencia de formas alternas de transporte, sino que también se toman el papel de erradicar a quienes osen utilizar este medio en las vías confinadas para este fin.

La agresión del denominado “lord Audi” en contra de Ari Santillán no es inusual en esa zona, para muestra bastará que ustedes hagan una búsqueda en YouTube o en diversas redes sociales de los abusos que constantemente cometen automovilistas en los citados carriles, ni hablar de otras vialidades confinadas para ciclistas.

La prepotencia que se puede observar en el video nos habla del comportamiento de muchos ciudadanos que exigen preferencia en todo: preferencia de paso, preferencia de carril, preferencia en la fila, preferencia de servicio y preferencia hasta para circular diario.

Los ciclistas han tenido que soportar este y otro tipo de agresiones, con todo y un rimbombante reglamento de tránsito que pareciera rebasar la capacidad de las autoridades que se supone deben velar por su total y cabal cumplimiento, y para constatarlo basta con circular por la ciudad; debe quedar claro que la preferencia entre un automovilista y un ciclista corresponde para este último, y la única jerarquía que por reglamento es mayor a ambos es para el peatón.

Quizás lo único que muchos automovilistas aun temen es ser captados por pasarse el alto o por ir a exceso de velocidad, sin dejar citar el alcoholímetro, o no poder verificar debido a un determinado acumulado de multas sin pagar, pero ese es “otro boleto”.

Un ingrediente importante para que este tipo de agresiones no queden en el olvido son las redes sociales, que incluso han servido hasta a las mismas autoridades para dar seguimiento a casos de agresiones de diversa índole; la “viralización” es fundamental para que estos casos no queden del todo impunes. Pero, ¿todo ciudadano tiene la capacidad de “viralizar” algo así en redes? También eso habría que analizar.

Por lo pronto, el mismo agredido, Ari Santillán, ha declarado a diversos medios de comunicación que no desea que se encarcele a su agresor, pero nosotros nos preguntamos: ¿cuáles serían las acciones mediante las cuales un agresor de esta índole entenderá la magnitud de sus acciones? Lo dejamos a la reflexión, mientras tanto los daños a las bicicletas y los rayones al Audi durante la huida “no salen con polish”.

Autoror: David Zepeda Martínez
Ciudad de México

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