“Car mate”, ¿existe tu auto gemelo?

Algo así como las “soul mates” pero en versión auto. Yo algún tiempo pensé que no existían, era algo que no pasaba por mi cabeza, hasta que me pasó, amor a primera vista.

El primer coche comprado por mi fue un Clìo de Renault, era hermoso y como lo compré con mis ahorros, cuando salí de la concesionaria con mi coche nuevo fue una sensación inolvidable; sabe mucho mejor cuando tú te lo compras y no cuando alguien más te lo da (bueno, si te lo regalan no hay que oponer resistencia y agradecer mucho).

Me gustaba mucho y lo valoraba, pero no era mi “car mate”, porque eso es algo que sabes: pasamos lindos momentos juntos, nunca me dejó tirada, siempre me acompañaba sin repelar, pero aunque nos llevábamos muy bien sabía que no sería para siempre, que sería por un tiempo, un tiempo lindo pero que no era una “conexión de vidas pasadas”. Estuve cinco años con el, llenos de bonitos recuerdos, nunca se descompuso y siempre lo recordaré como mi primer coche comprado por mi solita, ¡y al contado!

Ahora seguía escoger a su sucesor, ¿quién llenaría ese lugar? Era un paquete grande que tenía que llenar mi nueva adquisición automovilística, y así fue como empecé a buscar: empezando por el precio para que me alcanzara con mis ahorros y que no tuviera que deberle nada a nadie, siempre he sido muy ahorradora, pero no sólo era el precio sino que me gustara.

En esa época yo venía llegando de Europa, donde me encantaron los autos de ese origen, pequeños, con onda y fáciles de manejar en ciudades con mucho tráfico como Roma o París. Muchos de los autos que vi en mi viaje no estaban aún en México por lo que mi esperanza de tener un auto de ese tipo se iba disolviendo.

Hasta que un día mi novio de esa época me invitó a una expo de autos donde podías apreciarlos, subirte, comparar y ver su precio…y ahí estaba, mi “car mate” esperándome, tranquilo sin expectativas; pero cuando lo vi mi corazón saltó y supe de inmediato que era él.

Color exterior en amarillo con detalles en negro y gris, apenas llegaba a México, era alegre, diferente a todos los demás, muy europeo, de dos plazas donde sólo entrábamos en él mi novio, mi perro y yo, así no tenía que dar aventones a nadie jajaja.

¡Estaba cotizado en dólares por lo que el precio sonaba elevadísimo! Y como no soy muy buena para los números, cuando la vendedora nos dio el precio en moneda estadounidense yo me quedé con cara de “what?”, pero mi novio, emocionado y que sí era bueno para los números me dijo: ¡sí te alcanza! Y yo, dentro de mi “car mate” volteé y sonreí feliz y emocionada, ¡lo había encontrado!

No pensé nada más que decirle a la vendedora que lo quería, ¡que era mío!

Ahora sólo había que esperar a que lo trajeran del extranjero, según esto tardaba dos meses para que fuera exacto como el de la expo: amarillo, con detalles en gris y negro y con interiores negros, pero pensé que si ya había esperado toda la vida,  ¿qué más da esperar un poco más?

Unos días después encontré en una revista una foto de mi car mate, y la puse en mi “vision board” (ya sabes ese pizarrón donde pones todas las cosas que quieres que se hagan realidad), ¡y en menos de una semana llegó!

No tuve que esperar los dos meses que me habían dicho, llegó antes, por lo que pensé: ¡cuando es para ti, es para ti! No hay duda de eso y no se si existan las almas gemelas humanas, a lo mejor cuando llega es igual como con mi car mate, lo sabes de inmediato, te late el corazón más fuerte y no tienes ninguna duda.

Pero bueno, me gusta pensar que si encontré a mi “car mate”, algún día podré encontrar a mi “soul mate” del amor y ser igual de feliz como con mi hermoso auto.

Yo ya encontré a mi “car mate”, ¿tú ya encontraste el tuyo? ¿O no crees que existan?

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