Berta Ringer, la primera gran conductora del mundo

Berta Ringer (Berta Benz, por su nombre de casada). Fotografía: Mannheim Bühler, para el Automuseum Dr. Karl Benz, en Ladenburg, Alemania.

Hay historias que merecen ser recordadas, particularmente en una época donde las mujeres no contábamos con el reconocimiento mínimo, ni siquiera por aquellas actividades que fueron “propias de nuestro sexo”. La pionera de la que te hablaré hoy es, sin duda, una importante pieza en la historia del automóvil, una industria ampliamente dominada por hombres.

Berta Ringer fue esposa de Karl Benz, creador del que es considerado el primer automóvil, de quien adquiere el apellido al casarse con él en julio de 1872. Berta estuvo siempre interesada en el desarrollo tecnológico de su marido, aunque por las leyes alemanas de la época, y a pesar de financiar el proyecto de su marido, como mujer casada no se le permitió ser partícipe legal de la patente del “carruaje sin caballos” de Karl, concluido en 1885.

Berta Benz en el trayecto con sus hijos Richard y Eugene. Litografía: vía Cepsa, Plaza & Janes.

Lo anterior no impidió que Berta participara activamente en la historia del primer automóvil del mundo, de manera que al reconocer el desarrollo de su marido ella decidió que sería buena idea promocionarlo de una manera muy práctica: conducir el auto desde Mannheim hasta la casa de su madre en la ciudad de Pforzheim. Una proeza, puesto que solo se hizo acompañar de sus tres hijos, quienes la ayudaron a empujar el auto en subidas por pendientes pronunciadas (el auto solo tenía una velocidad), porque eso sí, el auto en plano alcanzaba la velocidad máxima de 18 kilómetros por hora.

Pero el viaje no fue fácil, para empezar, no había gasolineras, era un vehículo prototipo y la industria automotriz ni siquiera se estaba en pañales, de manera que la bencina que usaba el auto como combustible solo era posible conseguirla en las pocas farmacias de la época y en poca cantidad. A lo anterior, suma el hecho de que el vehículo requería mucha agua en su funcionamiento y Berta tenía que detenerse cada 20 kilómetros para conseguirla y recargarla al auto. Finalmente, las cadenas que llevaban la tracción a las ruedas se dilataban por un uso constante al que no estaban preparadas para soportar, por lo que era necesario recortaras de vez en vez durante el viaje.

Vehículo a motor patentado de Karl Benz. Fotografía: autor desconocido.

A pesar de estos contratiempos, Berta logró llegar a casa de su madre con sus tres hijos el mismo día por la tarde, convirtiéndola no solo en la primera persona en realizar un viaje en auto y de tal magnitud, sino también en ser infraccionada debido a que las pruebas, en aquellos tiempos en Alemania, solo se permitían alrededor de las fábricas donde se construyeran los autos.

La historia la ha convertido en una pionera en muchos sentidos, incluso sobresaliendo entre muchos hombres de su tiempo que no lograron la hazaña que Berta logró. Actualmente se le rinde homenaje con una ruta que sigue el mismo camino en su viaje de 1888: el Berta Benz Memorial Route, reconocido por las autoridades alemanas hasta 2008.

Hoy día, las mujeres podemos conducir un auto, tener licencia y hasta elegir el que más nos gusta y adquirirlo con nuestros propios recursos, aún y cuando en la industria automotriz nacional, y en las calles mismas, el machismo se siga haciendo presente; como compradoras y conductoras tú y yo lo hemos vivido.

Ciudad de México, con información de Dortmund Harenberg Verlag, Cepsa, Plaza & Janes
Fotografías: vía Cepsa, Plaza & Janes.

 

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