Imagina que un día cualquiera vas en tu auto tal vez a una reunión de trabajo, al súper, a encontrarte con amigos que llevas mucho tiempo sin ver o a disfrutar de unas merecidas vacaciones a ese lugar que tanto has deseado conocer, cuando en un abrir y cerrar de ojos estás envuelta en un percance vial. Todo lo anterior pasa a segundo término y podrías enfrentar uno de tus peores días si en ese momento recuerdas que tú vehículo no cuenta con un seguro.
Continuando con esta situación hipotética, ahora pensemos qué escenarios se presentarían y para esto la compañía Quálitas nos comparte cinco de ellos.
El primero tiene que ver con el pago a terceros y consiste en pagar el daño causado a otro vehículo, lo que podría afectar sensiblemente tus ahorros u orillarte a solicitar un préstamo para cubrir el monto generado y convertirse en una deuda que tardarías mucho tiempo en resolver.
“Sigo pagando un choque que tuve en el 2012, le pegué a un carro de lujo y tuve que pedir prestado al banco porque no tenía para pagar. Llevo más de 5 años sin salir de vacaciones”, Sofía 29 años.
Lo anterior “se queda corto” si en el siniestro hubo personas lesionadas y a raíz de esto ya no pueden trabajar o peor aún, pierden la vida. Aquí hay que pagar gastos médicos, de indemnización o funerarios, respectivamente. Para que te des una idea de la dimensión de esto, la cantidad de dinero a desembolsar supera el millón de pesos de acuerdo a la aseguradora. Casi nada, ¿verdad?
“Tengo que indemnizar a la familia de la persona que atropellé sin querer porque desafortunadamente falleció. No me alcanza para mantener a dos familias porque yo también tengo hijos”, Alberto 43 años.
No contar con un abogado en estos casos solo empeora las cosas, porque no tendrías a alguien que te oriente y vele por tus intereses, ya que como si se tratara de una escena de película, puedes hacer o decir cosas que podrían ser usadas en tu contra.
¿Cuánto te costaría contratar un abogado, pagar los gastos del proceso penal (que puede durar meses), multas impuestas en sentencia judicial y fianzas para lograr libertad provisional?
“No pudimos llegar a un acuerdo al momento del accidente porque era la palabra del otro conductor contra la mía. El proceso lleva meses y he gastado más de $40, 000 pesos en abogados”, Eduardo 52 años.
Ahora bien, pasemos de los accidentes al robo de vehículos. De acuerdo con datos de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) el robo de automóviles se incrementó en un 27.5% (De octubre 2016 a septiembre 2017) en México. Las cifras son alarmantes y desafortunadamente, van en aumento.
“Sólo dejé mi auto estacionado en la calle por media hora y al regresar ya no estaba. Me había dicho mi esposo en varias ocasiones que comprara un seguro, pero por dejar todo para después, ahora no tengo cómo moverme”, Alejandra 31 años.
Finalmente están los desastres naturales. Los sismos, huracanes o lluvias pueden ocasionar la pérdida total de tu vehículo que forma parte de tu patrimonio. No todas las pólizas cubren los daños ocasionados por circunstancias meteorológicas por lo que debes preguntar por las coberturas amplias que sí los contemplan.
“Las peores vacaciones de mi vida. Fuimos a Acapulco y llegó una tormenta tropical que nos mantuvo encerrados en un albergue. Cuando se calmó la situación, fui por mi automóvil y estaba inundado e inservible”, Arturo 65 años.
En este punto nos detendremos un momento, porque si bien es cierto que por ejemplo un temblor no se puede predecir, tampoco sabemos en qué momento nos vemos involucrados en una lluvia o tormenta descomunal que provoque una inundación que afecte a nuestro automóvil.
De acuerdo con datos de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros, durante el 2017, la industria ha pagado 155 millones de pesos por lluvias e inundaciones. Sin embargo, si tomamos en cuenta que sólo el 30% por ciento de los vehículos que circulan en el país cuentan con un seguro, los daños son incalculables.
La recomendación más importante para no salir perjudicado en una inundación es: evitar pasar por las zonas afectadas, pero si resulta imposible, se deberá conducir por el carril central, a una velocidad lenta y constante y mantener el motor siempre acelerado.
“Lo más importante cuando somos víctimas de una inundación y el motor de nuestro automóvil se ha apagado es no intentar encenderlo nuevamente porque podría causar graves daños como el desbielamiento”, explica Margarito Villa, Subdirector de Prevención de Riesgos de Quálitas.
Después de la inundación, tu automóvil deberá pasar por un proceso de limpieza completo para eliminar el agua y lodo acumulados, antes de ponerlo en movimiento y así evitar que los frenos o la transmisión desalineen las ruedas. Además de cambiar el tapiz, checar las conexiones eléctricas y el radiador, entre otras tareas. Si el agua cubrió por completo el vehículo, es muy probable que quede inservible o que la reparación sea más costosa que el mismo. “Debemos tener asegurado nuestro patrimonio para evitar que una tarde cualquiera, un desastre natural deje nuestro vehículo inservible”, comenta María Teresa Cosío, Gerente de Responsabilidad Social de Quálitas.
Hemos llegado al final de este imaginario y como pudiste apreciar, el no tener un seguro trae como consecuencia una serie de situaciones difíciles que nadie quiere vivir.
Por eso te pedimos que no veas al seguro como un gasto, sino como una inversión y principalmente como una protección a tu patrimonio. No formes parte de las estadísticas negativas, pero ante todo deseamos que todo lo supuesto aquí quede solo en eso y nunca se convierta en realidad.
Autor: Alejandro Martínez Martínez
Ciudad de México